jueves, febrero 28, 2008

Bitácora en verso

Hoy las horas lentas pasaron,
y las múltiples actividades me agobiaron.

Todo por amor y nada por la fuerza (eso dijo mi doctor)

Hablando de exámenes por aprobar
¿Cuántas clases más voy a necesitar?
A los peatones imprudentes no quiero atropellar
y con los conductores abusivos me voy a mechar.
Ya no quiero ser inútil al volante,
pero soy consciente de que me falta bastante.
¡Que mi instructor la fe no pierda
para que en el circuito no me vaya a la mierda!

Todo por amor y nada por la fuerza (eso dijo mi doctor)

Por suerte hoy mi jefa estuvo contenta,
porque confirmó mis avances muy atenta.
Hasta sus cigarros y cafécito convidó
y sobre su vida mucho compartió.
Seguiré trabajando muy diligente
para con ella no tener ningún inconveniente.

Todo por amor y nada por la fuerza (eso dijo mi doctor)

Ni en las peores pesadillas imaginé,
un examen médico como el que hoy pasé.
Nadie dijo nada de una inyección,
solo prometieron una simple observación,
Es por mi bien y no debería quejarme
pero qué puedo hacer si aún arde.
Sobre tomar una muestra el galeno no sugirió
pero en plena intervención igual la consiguió.

Todo por amor y nada por la fuerza (eso dijo mi doctor)

Sino fuera por el intermedio en el trabajo
este día se hubiera ido al carajo.
Nada como descansar,
para mis energías recargar
De repente mañana será mejor
ya veremos qué pasa sin temor.

Todo por amor y nada por la fuerza (eso dijo mi doctor)

sábado, febrero 23, 2008

Mejor... Imposible

A todos nos gusta oír comentarios agradables y los recibimos con los brazos abiertos porque son obsequios que nos llegan de sorpresa alimentando nuestra autoestima y confianza, así como nuestro afecto hacia los demás.

El verdadero piropo llega a remecer algo en tu interior y puede cambiar tu mundo porque es más que una oración con sujeto y predicado. Llega a ti sin que los esperes y te llena por completo porque sabes que no es parte de un guión calculado, ni está compuesto por frasecitas trilladas ni por palabras que se dicen con pretensión de adular por adular.

Puedes recibir piropos agradables y otros (de toda clase) mientras transcurre tu vida, pero al ser de corta duración terminan olvidados y extinguidos. En cambio el que recordaremos será aquel que demuestre tal grado de afecto que logra conectarte con la otra persona y esto sucede cuando alguien comparte tu historia y es capaz de comprender lo que antes nadie, ni tú mismo habías notado.

A veces pensamos que los momentos así solo pasan en el cine como cuando Jack Nicholson piropea al personaje de Helen Hunt en la película “As good as is gets” (Mejor… Imposible). El obsesivo compulsivo de Melvin Udall (Nicholson) había metido tantas veces la pata con Carol Conelly (Hunt) usando comentarios fuera de lugar y tratando torpemente de acercarse a ella. Hasta que por fin después de varios tropiezos dio en el blanco.

Melvin Udall: I've got a really great compliment for you, and it's true.
(Tengo un cumplido realmente bueno para ti, y es verdad)

Carol Connelly: I'm so afraid you're about to say something awful.
(Me da miedo que digas algo horrible)

Melvin Udall: Don't be pessimistic, it's not your style. Okay, here I go: Clearly, a mistake. I've got this, what - ailment? My doctor, a shrink that I used to go to all the time, he says that in fifty or sixty percent of the cases, a pill really helps. I *hate* pills, very dangerous thing, pills. Hate. I'm using the word "hate" here, about pills. Hate. My compliment is, that night when you came over and told me that you would never... well, you were there, you know what you said. Well, my compliment to you is, the next morning, I started taking the pills.
(No seas pesimista, no es tu estilo. Okay, aquí voy: Yo tengo esta… ¿enfermedad? Mi doctor, un loquero al que solía ir todo el tiempo, dijo que para el cincuenta o sesenta por ciento de los casos una pastilla realmente ayuda. Yo “odio” las pastillas, cosas muy peligrosas las pastillas. Las odio. Estoy usando la palabra odio aquí, acerca de las pastillas. Odio. Mi cumplido es, que la noche cuando viniste a verme y me dijiste que tú nunca… bueno, tú estabas allí, tú sabes lo que dijiste. Bueno mi cumplido para ti es que a la siguiente mañana empecé a tomar las pastillas)

Carol Connelly: I don't quite get how that's a compliment for me.
(No entiendo como eso puede ser un cumplido para mi)

Melvin Udall: You make me want to be a better man.
(Tú me haces querer ser un hombre mejor)

Carol Connelly: ...That's maybe the best compliment of my life.
(… Es tal vez el mejor cumplido de mi vida)

Mejor… imposible, muy cierto, que alguien te diga que has cambiado su vida ¡Vaya cumplido! pero un buen piropo no tiene que ser sacado de un guión de cine ni de una canción o poema. Solo tiene que estar compuesto por palabras espontáneas y sinceras para que de esta forma dos personas coincidan como si fueran uno y se fortalezca el afecto que se tienen hacia límites insospechados.

lunes, febrero 11, 2008

Transeúnte feliz

A charol y con medias cubanitas calzo mis pies para recorrer cada una de tus cinco cuadras. Segura voy de la mano de ella, una mujer de talla descomunal que protege mi andar despreocupado. Caminar a lo largo de tus calles incentiva los sentidos y más aún la curiosidad infantil. El placer del paseo se complementa mirando, oliendo, oyendo, saboreando y sintiendo a cada metro una experiencia nueva. Las mil y una tiendas a ambos lados, la gente que viene y va, y yo queriendo capturar todo sin perder ni un detalle.

En la primera cuadra está la tienda de ropa para niños donde la gigante bondadosa me compra vestidos de varios colores que hacen juego con los zapatos, que llegan directamente del taller del hijo de Gepetto, una cuadra más adelante. Visitar cada una de las tiendas puede tomarnos todo el día, por eso ella no pierde tiempo y avanza, mientras que yo con las justas trato de seguir su ritmo incansable. Varios metros después la imponente mujer entiende que mi pasos son más cortos y hace una parada técnica en un puesto de helados para brindarme un poco de combustible y descanso.

Quedo deslumbrada al ver como sale el helado de la máquina, como la vendedora va girando el barquillo con un movimiento ondulante de muñeca para que la cremosa golosina se acomode a la perfección. Disfruto la danza del helado que va creciendo y reposando ante mi ojos dulceros.

Al termino de esta parada forzada-deseada- volvemos a tu calle con energía extra para continuar la excursión y -terminar el helado sin soltarlo- evadiendo a los otros gigantes ciegos y toscos que se desplazan en distintas direcciones, sobretodo si se acerca el fin de la jornada. Se escucha el campaneo de la iglesia que está en tu tercera cuadra, en su puerta hay un tumulto de gigantes creyentes que se mezclan con los que están de paso, nadie quiere perder su lugar ¡Vaya modo de detener el tráfico! por suerte mi protectora es capaz de abrirnos camino entre la muchedumbre.

Tus calles siempre llenas de oficinistas, comerciantes, vendedores, estudiantes y mendigos que durante el día dejan su rebaño para abastecerse, hombres y mujeres de todas las edades, singulares y distintos que se aprovechan de tus cuadras en búsqueda del objeto deseado.

Sigo avanzando con todo el espíritu aventurero en la jungla de cemento, nada puede detener mi camino salvo aquel loquito cargado de bolsas y trastos, que sólo por darse el gusto de molestar lanza un gruñido que deja mi corazón palpitando acelerado y estrujando la mano de mi guardián por un largo rato.


Las marquesinas de los cines que anuncia la película del momento logran apaciguarme. Hay una película "apta para todos" en el cine Eva pero comienza dentro de una hora, tenemos que esperar. El olor a pollo broaster inunda el ambiente y ruidos extraños salen de mi interior. Ella nota que son más de las 6, momento preciso para una cena al paso. Un tiempo perfecto para saborear un jugoso y crocante pollo broaster antes del cine.

Cinco cuadras en cualquier otro lugar no parece un largo recorrido, pero esto no se ajusta a tu realidad, tus cinco cuadras pueden dejar agotado -y extasiado a la vez- al maratonista más vigoroso. Es por esto que esta pequeña transeúnte está molida y no es capaz de terminar las dos horas de película. Se queda dormida con la seguridad de que su gigante completará tu última cuadra por las dos. Soñará con cada momento que vivió al recorrer tus tiendas, con la gente que se cruzó, con los helados y el pollo broaster que comió, y así pasen más de veinte años siempre te recordará con nostalgia querido Jirón de la Unión.





P.d: Resulta que Jirón de la Unión empieza desde el Puente de Piedra y termina más allá de la Plaza San Martín. Lo que yo recordaba eran las cinco cuadras que conforman la zona comercial. Mayor información en la siguiente dirección Jirón de la Unión