miércoles, abril 23, 2008

Hermanas

¿Te acuerdas de esa foto? Tú tenías como 8 años y yo 3, estamos sentadas comiendo una golosina mientras jugamos con tu muñeca Chichobello. Parece verano, ambas estamos muy ligeras de ropa con cara de que recién hemos abierto los ojos y con el cabello totalmente despeinado. Estamos muy sonrientes y con cierta complicidad en el rostro.

En esa época yo siempre quería jugar contigo pero tú me la hacías difícil, te encantaba hacerme renegar por cualquier cosa y como el que se pica pierde, siempre terminaba noqueada round a round.

Tus bromas las tomaba muy en serio y como no quería que te salieras con la tuya, trataba de responder a lo bruto: jalaba de tus rulos enmarañados, pellizcaba y rasguñaba por donde podía y por último buscaba a alguien que me defendiera.

No creo que tuviera más fuerza que tú y creo que te dejabas pegar porque sabías que sería yo quien al final terminaría llorando. Sobretodo cuando veía las heridas que te causaba y el dolor que fingías para asustarme. Una vez lancé lo primero que encontré y de tu cabeza salió sangre. Entré en pánico pensando que ibas a morirte por mi culpa, pero al rato tú estabas como si nada, muerta de la risa por mis lloriqueos, mostrando el corte de lo más valiente. Me daba remordimiento cuando te gritaban por mi culpa, al principio me ponía contenta pero luego se alojaba la culpa en mi y trataba de defenderte. Nunca hemos sido unas ladies, lo sé, siempre nos gustó jugar rudo.

Eres la única con la que podría pelear así -nadie ocupará ese lugar por más que quiera- y en el fondo sé que no guardas rencor por ninguna de nuestras grescas, lo que sí quedaron fueron algunas cicatrices que ninguna crema o tratamiento pueden borrar.

Cinco años de diferencia para nosotras fue mucho, conforme pasaban los años nos alejamos a pasos gigantescos, pero ciertas veces discutíamos sin razón porque era nuestra forma de no perder contacto.

En secundaria fuiste un boom, amiguera y divertida, yo no era ninguna nerd pero me sorprendía lo desinhibida que eras, siempre salías a bailar en las actuaciones, eras la que armabas las fiestas, tampoco te importaba meter bulla y que te llamaran la atención.

La época de colegio pasó rápido y un día decidiste recorrer tu propio camino, hacer tu familia y desde entonces pasaron trece años. Ahora nos vemos muy poco debido a que vivimos en diferentes provincias y a distintos quehaceres que solo nos dan receso en días festivos como Navidad o el cumple de la abuela.

Hace varios años volvimos a compartir el techo, me mudé por un par de años con los tuyos pero no supe aprovechar esa época, no sé porqué –o de repente sí- pero arrepentirse ahora no sirve de nada. Después tampoco supe sacar provecho a la tecnología pero a veces es mejor dejar que las ideas y las ganas tomen cuerpo y maduren.

El otro día después de muchas lunas te envíe un correo electrónico y sin guardarme nada lo conté todo sin tapujos. Me contestaste rápido y pude reencontrarme con aquella adolescente llena de vitalidad y entusiasmo, que a pesar de todo no se deja amilanar.

Me quedo con esta parte del correo
:“… Así que vivamos como lo merecemos, o sea ESPECTACULAR, la vida es solo una y no hay porque estar bien con todos, y si no les gusta que se vayan al diablo...”

Yo me quedo contigo a los 8 años, a los 16 y a los 32. Puedo quedarme contigo aunque no estés aquí y ahora, quieras o no quieras, pero sé que en el fondo te quedaste conmigo sin necesidad de tener consentimiento alguno.

viernes, abril 18, 2008

Cruzando Puertas




Tal vez en mi vida haya cruzado más de mil puertas.

No planeo contar cuántas fueron, nadie lo hace.


Por unas entré y salí incesantemente,

por algunas no volví a pasar.

Pocas veces encontré restringida la entrada,

y a unas cuantas me prohibí regresar.


Siempre hay algo de miedo a cruzar nuevas puertas,

pero el temor tarde o temprano se va.

Prefiero entrar, que salir,

la bienvenida antes que al adiós.


Constantemente cruzo puertas,

me acostumbré al constante ir y venir.






viernes, abril 11, 2008

Hadas


Cuando las hadas me visitan lo hacen sin que me dé cuenta. Les gusta jugar a las escondidas conmigo, se divierten sabiendo que su presencia pasa imperceptible para mis ojos y oídos.

La primera que me encontró, llegó atraída por las fantasías en mi cabeza. Disfrutaba de los colores y las mil y un formas que iba creando, pero le mareaba un poco la velocidad en que todo pasaba.

La segunda llegó intrigada aquella vez que perdí la voz, se había acostumbrado a escuchar el eco de mis palabras interrumpiendo la tranquilidad de su mundo. No tardó mucho en descubrir que no necesitaba de la voz para generar sonidos, bulla y ruido.

La tercera viene cada vez que genero recuerdos en mi memoria, en el instante preciso que grabo un nombre, un número, un olor, un sabor, un episodio. A ella siempre le gusta darme una mano cuando busco en mi cabeza algo que ha estado guardado por mucho tiempo.

Muchas más fueron llegando desde entonces, algunas prefieren entrar en mis sueños, algunas en mi boca y a otras les gusta revolotear al ritmo de mis emociones. Hay hadas que prefieren visitarme cuando estoy sola y otras que les fascina espiarme cuando estoy acompañada.

Cuando las hadas me visitan creen que no me doy cuenta. Les gusta jugar a las escondidas conmigo, se divierten creyendo que su presencia pasa imperceptible para mis ojos y oídos.


No me engañan sé que están allí.




martes, abril 08, 2008

(Ya sé que no sabes leer)

Nunca me ha ido bien en este tipo de relaciones, debes comprenderlo. En el fondo prefiero depender de alguien a que alguien dependa de mí, porque aunque tengo instinto maternal, no significa que esté dispuesta por el momento a ser responsable de alguien más -suficiente trabajo tengo conmigo.

Los meses pasaron y todos los cambios que se fueron dando en mi vida no te incluyeron. Acepto que hubo algo de egoísmo de mi parte cuando decidí que te mudaras, pero también pensé lo que era mejor para ti.

Ha pasado casi medio año y en ciertas ocasiones tu recuerdo me ha visitado. Sé que eres feliz porque hay gente importante en tu vida y todas tus necesidades están cubiertas. No creo que me recuerdes mucho porque tu tiempo lo llenan otros, y te entiendo porque otros también ocupan el mío.

Creo que dejé de mencionarte por miedo a dar explicaciones y a ser juzgada. Hubo personas que preguntaron por ti, que se extrañaron al no encontrar tu calidez cuando visitaron mi casa. Hay otros que te tuvieron mucho cariño pero no preguntaron porque tal vez creyeron que me iban a incomodar.

Fuiste parte de una etapa importante en mi vida y eso nada lo podrá cambiar. Sé que uno no debe decir “nunca más”, pero ya no quiero repetir el mismo error porque los sentimientos –en ambas partes siempre se comprometen- y la sensación de culpa busca casa cuando todo deja funcionar.

Que te vaya bien Pisco, que tengas una bonita vida.

No cambies de vereda si alguna vez nos cruzamos, de acuerdo?

jueves, abril 03, 2008

Pastruleando en una combi llena

“Viajar en tren es lo mejor, se tira el cordel y se para el tren. El inspector se enojará y mandará a parar el tren…” (Canción infantil)

Viajar en combis no es lo mejor, viajar en combis llenas es terrible. En serio las odio demasiado. He pasado mucho tiempo de mi vida viajando en combis y buses, más de lo que cualquier mortal sería capaz de soportar pero desde que me mudé hace 5 años a un distrito más céntrico mis horas en combi disminuyeron.
Ahora por motivos laborales, estoy otra vez viajando aplastada como un muñeco de Garfield a punto de salir por la ventana, haciendo equilibrismo para evitar que nadie me caiga encima y viceversa. El precio que hay que pagar por llegar a tiempo a mi centro labores –porque el sol salga cada día en mi monedero- es caro.
La única alternativa es salir cinco o diez minutos antes en la mañana, cuando las combis no están desbordando de pasajeros.

“Vamos de paseo pi pi pi, en auto feo pi pi pi, pero no me importa pi pi pi, porque llevo torta…”(Otra pastrulada infantil)

¿Auto propio? Lo veo lejos, no creo que sea una buena inversión –peor si es feo- además hasta que saque mi brevete pueden pasar muchos años.

“El carro mi tío tiene un hueco en la llanta... arreglémoslo con jabón”(Una más para el viejómetro)

No necesito estudiar mecánica para saber que con jabón no arreglo nada. Hago un llamado público a las cunas, colegios, clubes para que dejen de engañar a los inocentes niños, hijos de padres peatones, futuras tabas al volante como yo.

“Viajar en combi es de lo peor… el cobrador te joderá y cobrará…”
“Vamos al trabajo pi pi pi, en un chama lleno pi pi pi pero no me importa pi pi pi porque no estoy tan gorda...”
“El carro de mi flaco solo sale en la noche... el carro de mi flaco no madrugada ni de a vainas…”