martes, enero 16, 2007

En Ubinas


Me encontraba en el distrito de Ubinas en Moquegua cubriendo un empadronamiento de emergencia, que se iba a realizar porque el volcán de la zona amenazaba con hacer erupción. El distrito estaba casi desolado, la gente había huido a la ciudad de Arequipa temiendo por su vida y los pocos pobladores se habían quedado porque no podían transportar a sus animales y peor aún su cosecha.

Había con las justas 2 tiendas abiertas y un par de pensiones que ofrecían menú. ¿Hoteles? Ni hablar, la municipalidad nos alquiló camas dentro de sus ambientes y tuve que compartir la habitación con una pareja y un chico de Moquegua. El baño era mixto ¡Horror! Hacia un frío de pm ¿Agua caliente? jajajaja (Claro ahora me río). Yo tenía viáticos para sobrevivir decentemente pero al final no me quedo otra que arreglarmelas con lo que había.

Al tercer día almorcé sopa de cordero, la cual en mi vida había probado. Horas después, aquel vil brebaje hizo estragos en mi organismo. ¿Encontraría una farmacia? Sin comentarios.

En la noche hubo una reunión con los pobladores y el presidente regional. Yo no aguanté más el dolor, salí de la reunión y me senté en la plaza de armas a dejarme morir. Para mi suerte un brigadista de Defensa Civil se apiadó de mi, me consiguió buscapina, galletas de soda y varios matecitos filtrantes.

Al día siguiente, con el estómago ya repuesto decidí que no comería nada más que arroz y huevo frito, para evitar indisponer a mi pancita. Ese día me invitaron a conocer el volcán. Un amigo del gobierno regional se había hecho pata de los polis de la comisaria ( quienes en todo momento apoyaron al empadronamiento) y nos llevaron en su pathfinder. Muy cerca al volcán, la pasamos muy bien, hubo hartos chistes y fotos.

Al regreso me fui a descansar a "mi camita alquilada" y desperté como a las 7:30 p.m. Para mi mala suerte la pensión estaba cerrada y yo no tenía calentador de agua. Mi amigo brigadista no se encontraba cerca y yo necesitaba mi matecito para tomar mi pastilla. Así que no se me ocurrió otra idea que ir a tocar la puerta a la Comisaria.

En la comisaria, pesqué a todo el regimiento tomando lonche jajajaja me moría de roche, pero ni modo, ya no podía retroceder. Los polis muy amables me invitaron a tomar lonche y se portaron muy bien. La charla estuvo amena y los pancitos con queso caliente estuvieron muy ricos.

Al final nada malo pasó con el volcán los cinco días que estuve de visita, pude regresar a casita con un montón de fotos en la cámara.

2 comentarios:

El Rojo dijo...

Ah!!! Esas aventuras sólo suceden una vez en la vida pero las recuerdas siempre...EXCELENTE!

Mafa dijo...

Sipi, sipi